La relatividad en la constante de Planck ћ.
Si la inducción es la evidencia de que los campos ligados a partículas
pueden inducir al movimiento a otras partículas mediante la mera interacción
de sus campos, quedando de este modo patente que campo y partícula forman parte
de una misma cosa, no resultaría erróneo interpretar que la intensidad media μ establecida en el medio en la
confluencia de campos, bien podría influir a modo de presión en todos los campos
eléctricos que conforman una estructura de una manera similar a la producida en el denominado efecto Casimir o Fuerza de Casimir-Polder, condicionando de este modo la
distancia proporcional en que dichas partículas hallarían su equilibrio
estructural, distancia que en nuestro medio inmediato hemos determinado como la
constante de Planck ћ.
Por otro lado, la magnitud de los campos ligados a partículas en
movimiento, bien podría estar, como apunté en la teoría espacial de campos, influenciada por lo que vine a denominar como efecto
C, resultado de la velocidad global Vc de la estructura, determinando la magnitud de la intensidad del
campo μ’ de las partículas que la
conforman.
El resultado sería un comportamiento elástico en lo
que viene a ser la constante de Planck ћ
en función a μ y μ’. Dicha elasticidad dada en el valor de ћ, influenciaría en el radio de las órbitas trazadas por las
partículas, y por consiguiente, en la distancia orbital recorrida por las mismas, variando el periodo del ciclo de cada partícula respecto
a su núcleo, en tener su momento i límite en C.
El problema en la TEC es que debido a la gran magnitud, los cambios se propagan tan lentamente en μ a modo de distorsió dμ o de onda gravitacional, que apenas podemos apreciarlos desde nuestra perspectiva, por ejemplo, las galaxias bien podrian ser polarizaciones de campos G que, debido a su magnitud, no apreciamos los cambios que dicha polarización ocasiona en el medio.
Paradoja μ:
Si la velocidad de la luz Vc es el límite en el que se propaga una distorsión en μ, según la fórmula, también es el límite de velocidad respecto a μ en el que la energía se conserva, es decir, a partir de un diferencial superior o igual a C, esta se podría disipar en desintegración.